top of page

Trascender

  • Foto del escritor: María Camila Pulido V
    María Camila Pulido V
  • 19 oct 2023
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 3 nov 2023


ree

Annapurna Circuit, Nepal 2022


El día que mi padre murió, llegué corriendo, temblando con un nudo en la garganta, sin saber qué me esperaba al llegar y ver lo que había pasado. Mi mamá solo me había dicho por teléfono “tu papá se mató” Y solo me agarré la cabeza y en afán, como pude, solo resolví salir de la casa y esperar un carro abajo, no podía quedarme quieta, si fuera por mí hubiera hasta corrido hacia allá a ver si de alguna forma había una pequeña oportunidad de salvar algo. Cuando llegué, vi a mi mamá y a Glori sentadas en una sala llorando como viudas. Llorando en lamentos sin consuelo. “Cómo nos hizo esto?” Pero yo siempre entendí y acepté su decisión, siempre la he agradecido y lo he admirado por haberlo hecho. Nadie puede estar en un cuerpo que ya no encaja, el desespero de la mente que siempre está en movimiento, atrapada en un escudo de yeso, nadie quiere ser una momia viviente y serlo es una tortura. Llegué a la portería y no vi nada afuera, solo varios policías. Entré con cara de pánico, con el corazón latiendo como si necesitara oxígeno, mi estómago retorcido. Entré al edificio y lo vi ahí, boca abajo, en la posición en la que aterrizó. Mi dolor se congeló. De repente una armadura empezó a crearse en mi piel y abracé a mi mamá y a Glori, con amor, con compasión, intentando calmar un poco el dolor y el trauma que inundaba todo el aire, los llantos, la frustración de no poder hacer nada ya, la muerte había pasado por ahí y su alma estaba ahí, entre el velo de la mortalidad y la trascendencia. Me pregunto cómo me veía desde ahí. Qué pensaría cuando me vio tan tranquila, solo me acerqué a su cuerpo y le dije que se fuera, que buscara la luz y descansara. Yo no sentía nada en absoluto, no sentía tristeza o rabia, sentía compasión por mi mamá que tanto esfuerzo hacía y con tanto amor lo cuidaba para que se recuperara pronto. Solo la abrazaba y la dejaba llorar en mis brazos, no habían palabras. Luego llegó mi hermano y con su fuego característico, hizo algo que a mí nunca se me hubiera cruzado por la mente; apartó cualquier estúpida cinta que rodeara el lugar y se echó en su espalda a llorar, lo besó, le agarró la cabeza y su llanto era el de un alma rota, el de desaliento, de dolor profundo. Gracias a eso, me lancé a su lado y los abracé también. A mí no me salían las lágrimas, yo no sentía dolor por su partida, en cambio sostenía a mi hermano y con mucha fuerza apartaba al policía que interrumpía nuestra intimidad sin comprender o tener el mínimo respeto o empatía por el momento. Lo aparté con mis brazos y más que la fuerza que estos hicieron, fue mi mirada que les advirtió que se apartaran, y lo hicieron.


Un zapato en un esquina, una sábana encima y sangre. Un esqueleto remendado lleno de órganos ahora vaciándose.


Ese día nada se quebró en mí, al contrario, sentí que algo nacía y se estaba creando. Un semilla que venía germinándose, encontró la fuerza para salir de la tierra y con gracia, surgir del esfuerzo y con su destino. Sentí responsabilidad por mi familia, me convertí en la madre de mi madre y de mi hermano, fui el polo a tierra, un águila en calma que no busca una presa. Ya no más un pajarito que revolotea, y hasta hoy en día, siguen siendo días de transformación. Sé que el hecho de que mi papá estuviera en otro plano, no iba a hacer que yo estuviera más desamparada en este mundo, al contrario! Sentí un aliado en mi camino espiritual, una guía y protección incondicional. Tal vez más de la que seguramente hubiera podido ser en vida. Con más posibilidades de rastrear mi ubicación y cuidarme con su amor. Así como siempre he crecido; rodeada de amor.


Después de un tiempo, cuando comenzó a cambiar la vida y debíamos re acomodar las posiciones en las que cada uno debía encajar, supe que era la hora de emprender mi viaje. Mi alma y el contexto lo pedían, lo gritaban y sin preparar nada, solo con el deseo incandescente de irme, compré un tiquete sin regreso. Necesitaba procesarlo todo, necesitaba nutrir mi suelo con vida, con conocimiento, conectar con el mundo y contar mi historia mientras al tiempo la iba tejiendo. Ya son siete meses, casi ocho, desde la muerte de mi padre y con el tiempo he sentido más su ausencia física. Recordarlo siempre me hace sonreír y algunas veces hace que mis ojos se encharquen y algunas lágrimas se sueltan, así como cuando él hablaba de su mamá. Otras veces son un torrente de cascadas, de agua que choca con fuerza las piedras y con su impulso desgarra de mi pecho dolor, dejando después un lago en quietud, alivio y desahogo. Ha sido algo especial notar los brazos que han sostenido ese eco.


Dejé que la vida me llevara por los caminos que debo andar, sin saber porqué ni siquiera, visité lugares que mis pies tenían que recorrer. Conocí gente, me llené de paisajes y experiencias, no dejé por un segundo de inspirar la tierra en sus diferentes atmósferas. Visité el lugar donde fui concebida, que me abraza cada vez que voy y me llena de verde húmedo vitamínico. Luego pasé por diferentes ciudades de Europa, tuve la increíble y hermosa oportunidad de hacerlo por un mes con mi mamá. Compartiendo con ella, aprendiéndola, enseñándole, admirándola en cada cosa, fuimos las mejores amigas, nos reímos en cada esquina, almorzamos en donde el estómago nos sentó y nos amamos, nos acompañamos, lloramos y la vida nos regaló instantes de magia, de reconocimiento y del amor más puro que existe en la tierra. Continué mi camino, con mis propósitos claros, cumpliendo cada cosa que había anotado en una lista; cosas que mi alma sabe que tiene que andar. Tengo un mapa con trazos difuminados, otros trazos claramente delineados y me muevo entre ellos cerrando los ojos y confiando en que el corazón sabe dónde deben pisar mis pies. Estoy en el avión camino a Nepal y es una sensación de certeza, de estar en el lugar que debo estar, estoy muy intrigada por lo que este lugar tiene por mostrarme.

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


CDC44DD6-AC18-4801-BED2-83F4787CC77D_1_105_c.jpeg

Bienvenidos a habitar estos pensamientos y conversaciones. 

Una experiencia que narra su recorrido. La puerta a un universo de indagaciones internas. Lxs invito a filosofar conmigo y a inspirarse de la vida. 

¿Te gusta el contenido?

¡Gracias por tu mensaje!

  • Instagram
  • Twitter
  • Pinterest
bottom of page